domingo, 2 de julio de 2017

La estructura del grupo

Grupo-comunidad (+). Incluye entre sus objetivos la realización personal. Acepta a todas las personas, cada cual con sus debilidades y sus fortalezas. Promueve relaciones interpersonales profundas. Despierta actitudes de confianza, respeto, aceptación, sintonía afectiva, etc., en las que basa su identidad y cultura grupal.
Hablar de estructura implica hablar de partes, de un todo y de conexiones entre las partes. Llamamos campo grupal1 a esa totalidad en la que se desenvuelve un grupo y que se expresa, al menos, en tres niveles diferentes de realidad:
  • La realidad consensuada. Es la estructura externa y visible de todo grupo. Es la identidad primaria del grupo, aquella en la que el grupo se reconoce a sí mismo y que muestra al mundo. Tiene una parte formal2, con que el grupo se dota para regularse a sí mismo y visible en el espacio en el que grupo opera, en la manera en que se distribuyen y funcionan. Y tiene una parte informal3, que se manifiesta en el día a día, en el ambiente de trabajo que se crea, en los valores y actitudes que acompañan las conductas admisibles, así como en opiniones y contenidos. Lo que ocurre en este nivel forma parte del Proceso Primario del grupo.
  • El mundo de los sueños. Se trata de una realidad subyacente a la anterior, poblada de sentimientos y emociones, temores o expectativas y en la que actúan fuerzas de atracción y repulsión que caracteriza todo campo dinámico. El grupo, como tal, no es consciente de muchos de los elementos presentes en esta realidad secundaria, ni tampoco es consciente de la presión que ejerce para mantener reprimidos o negados algunos de ellos. En este nivel se da el Proceso Secundario del grupo.
  • Esencia. Se trata de un nivel de experiencia no verbal, no dualista. En la esencia percibimos una base común que todos los seres comparten, una experiencia no dual de ser uno con lo que se manifiesta. Se trata de un nivel previo a toda polarización, a todo despliegue de la singularidad del campo. Ahí es donde se enmarca el reconocimiento de la diferencia. Donde se emplaza la empatía.
Conexión entre los niveles interno y externo del proceso grupal
Todos marginamos (ponemos al margen, reprimimos) ciertas experiencias y sentimientos en nuestro interior y en consecuencia, marginamos a las personas que los representan en un momento determinado. No podríamos funcionar en el mundo de la realidad consensuada si no margináramos parte de nuestras experiencias.
En un proceso de grupo aparecen las polaridades. Desde el momento en que hay 2 o más puntos de vista, el campo se polariza. Es muy importante, pues en la polarización se encuentra el despertar hacia la diversidad. Se visualiza la diferencia.
Cuando esta diferencia se pretende concretar y avanzar, es cuando pueden aparecer las posiciones de poder y de rango; en consecuencia la opresión y la desigualdad. Dentro de todo grupo, sean de 2 personas o más, existe un opresor interno (la opresión internalizada). Las actitudes opresivas del grupo B existen también dentro del grupo A y la experiencia de haber sido marginado y lastimado también está de alguna manera en el grupo B. Es importante reconocer esta diversidad interna. Ver al otro en el interior de uno mismo reduce la polarización y lleva el proceso a un nivel más profundo.
Todo lo anterior está en uno mismo, en tú Gran Yo. Ahí está tu Pequeño Yo, el élder, el rol fantasma y tu oponente. ¿Quiénes son todos estos personajes?
  • El Pequeño Yo es tu identidad inmediata, tus sentimientos, la parte que representas.
  • El Gran Yo es el conjunto de todas las partes, incluyendo la atmósfera que las produce.
  • Los Fantasmas o sombras son las partes negadas por tu pequeño yo, partes que puedes sentir pero que no asumes, misterios escondidos y marginados en lo más profundo de ti.
  • El Oponente es quien te muestra que lo que niegas también forma parte de ti.
  • El Élder es la persona que facilita las interacciones, aceptando cada parte como si fuera uno de sus hij@s.
Señales. Los mensajes que transmitimos intencionadamente son “señales primarias”, los que transmitimos sin ser conscientes de ello son “dobles señales”. Si aparentamos estar contentos cuando estamos tristes, enviamos dobles señales. El mensaje intencionado puede ser una sonrisa o risa vaga, la doble señal puede ser bajar la cabeza o hablar en voz baja. Las señales dobles describen procesos secundarios, transmiten los sentimientos más profundos de una persona, sus sombras, sus experiencias espirituales y su sentido inconsciente del poder y del rango. Sería el Lenguaje emocional.
  • Identificar élderes, resoluciones temporales, cambios en la atmósfera
La facilitación es un rol en el grupo. A veces lo representa la persona designada para ello, pero lo normal puede ser cualquier persona capaz de traer consciencia al grupo sobre lo que está sucediendo en un momento dado (élder). Debemos apoyar al élder cuando aparece, principalmente dejándolo ser. No interrumpas, no quieras usurpar un papel que en ese momento no te corresponde.
En un momento del proceso grupal la atmósfera puede cambiar de repente, indicando que tal vez algo ha llegado a su fin, al menos por el momento. Puede ser que los roles se hayan expresado completamente y agotado, puede ser que se hayan superado algunas barreras, puede ser que todo el mundo adquiera conciencia de que por el momento no se puede ir más lejos.
Es el momento de cambiar. Si se ha conseguido resolver algo, se puede aprovechar la oportunidad para celebrar con el grupo la nueva situación.
Procesos grupales y democracia profunda
Hemos llegado a ser conscientes de la cooperación y la igualdad, pero por otra parte desconocemos o no tenemos práctica a la hora de organizarnos de una manera más horizontal y equitativa, en la que todas las personas se sientan incluidas, representadas, escuchadas, partícipes. Resulta fácil criticar al jefe y al poderoso por los abusos que comete, pero ¿a quién criticar cuando las cosas van mal en los grupos de los que somos parte? si ya no hay jefes y se nos dice una y otra vez que todos somos iguales y que por tanto somos corresponsables de lo que sucede.
La democracia formal tiene la virtud, al menos sobre el papel, de defender los derechos individuales. Legislar para evitar formalmente la discriminación de determinados colectivos sociales es necesario, pero la realidad no cambia porque en un papel estén reconocidos los derechos de las mujeres, de los homosexuales o de los inmigrantes. Lo cierto es que cada uno de nosotros se siente muy apegado a su Yo, a su identidad individual, en muchos casos duramente construida, y acepta mal la diferencia, la presencia de un Otro que cuestiona esa identidad. En ausencia de estructuras externas de control, la principal dificultad que se encuentran las personas para sacar adelante proyectos colectivos es el choque de egos, las luchas de poder, el conflicto entre intereses personales, cuando no son simplemente abusos de poder de los que muchas veces las personas que los cometen ni siquiera son conscientes.
Y es que, más allá del poder formalmente reconocido, resulta difícil ser consciente del poder que una persona tiene y de qué manera un uso inconsciente de ese poder produce daño en otras personas. Resulta útil introducir un concepto nuevo para designar el poder que tenemos según la posición que ocupamos en un determinado grupo, en relación a contar o no con una cualidad apreciada por el grupo. En el Trabajo de Procesos4 se llamarangoa ese poder.
El abuso no consiste, por supuesto, en ser lo que uno es, nadie tiene la culpa de ser blanco, hombre o heterosexual, ni siquiera de haber nacido rico. El abuso se produce cuando una persona que carece de dichos privilegios se queja de su situación y, en lugar de atender dicha queja y buscar maneras de satisfacer por igual nuestras necesidades, las personas con mayor rango rechazan la queja, defienden su posición y, muchas veces, incluso contraatacan denigrando o castigando a quienes han osado quejarse5. Es necesario decir que las minorías también cuentan en algunos casos con mucho poder. Algunos de sus miembros, además de contar con cierto rango social, tienen un importante rango “psicológico”, es decir han desarrollado una gran capacidad para superar las adversidades, aumentar la confianza en sí mismas e irradiar un sentimiento de seguridad entre quienes las rodean. Este Rango nunca debe suponer estar por encima de los demás.
Este simple proceso grupal, se halla en la base de la mayoría de los conflictos que se dan en todos los grupos humanos, desde la familia hasta los conflictos entre países, pasando por pequeñas comunidades locales y organizaciones de todo tipo. Una de las razones de su éxito consiste en que ambas partes se sienten y se presentan como víctimas de la situación, echando las culpas al otr@. Para la mayoría resulta sin duda más fácil quejarse de la violencia de la minoría que afrontar el hecho de tener que compartir sus privilegios. Y dentro de la minoría, muchos de sus líderes lo aprovechan para atrincherarse en su posición de líder comprometido con la causa y seguir defendiendo sus propios privilegios. La democracia formal puede hacer muy poco por evitarlo, porque la democracia es el gobierno de la mayoría y es precisamente el juego de mayorías y minorías quien lo sustenta. No hay que olvidar que, aunque la democracia se basa en el principio de “una persona, un voto”, el grupo con poder tiende a presentar su posición como la natural, descalificando las posiciones de la minoría hasta el punto de que muchas personas de este grupo no se atreven a asumir ni públicamente ni a veces internamente su posición, marginándola dentro de sí con el fin de llevar una vida sin sobresaltos. Esto convierte al grupo con poder en mayoría, aunque en cantidad sea un grupo menor que otros grupos sociales. La verdadera Democracia es la convivencia y el reconocimiento de todas las minorías.
Una estructura opresiva como la descrita anteriormente surge inmediatamente en cualquier grupo que, aceptando los principios de la democracia formal, decide organizarse de manera igualitaria. En todos los grupos hay personas o subgrupos con más rango que otras que, en muchos casos sin ser conscientes de ello, van a utilizar su poder para disfrutar y proteger ciertos privilegios y lo van a hacer dentro de un respeto absoluto por los principios democráticos formales. Ante las decisiones que surjan de ahí no cabe ninguna queja porque todos han podido participar por igual en ellas, todo ha sido impecablemente democrático. La realidad demuestra, sin embargo, que no es tan fácil, que la democracia formal no nos previene de conflictos largos y dolorosos, ante los que nos sentimos completamente impotentes. Si queremos evitarlos, debemos profundizar en la democracia, crear espacios de participación en los que se puedan expresar todas las voces, especialmente las más débiles, en los que podamos hablar sin temor de nuestros sentimientos, incluso mostrar nuestros miedos, nuestra confusión y en los que no se busca imponer nada a nadie, sino aumentar nuestra conciencia individual y colectiva.
En esto consiste la democracia profunda6, una aportación a la democracia que, no sólo aspira a ser más inclusiva en el sentido de acercar a más personas a la toma de decisiones, sino a ser más inclusiva en el sentido de traer a la luz nuestras partes más marginadas. Para poder funcionar de una manera verdaderamente democrática en los grupos de los que somos parte — familia, trabajo, comunidad local, comunidades de intereses...— necesitamos al menos dos cosas:
  1. Hacer trabajo interior, es decir aprender a ver al otro —diferente, diverso— como nuestro maestro y no como nuestro enemigo
  2. Buscar las raíces de nuestros miedos en nuestra propia historia vital, en aquellas partes marginadas y escondidas en nuestro subconsciente.
1 Arnold Mindell
2 Una estructura externa o conjunto de sistemas visibles desarrollados por el grupo para su mejor funcionamiento: organización del trabajo, toma de decisiones, planificación a corto y largo plazo, resolver conflictos, etc. De Ken Wilber
3 Una estructura interna o cultura del grupo, formada por elementos como representaciones sociales y estereotipos, creencias, opiniones, valores, normas, actitudes, cualidades, conductas ejemplares, que sirven como referencias permanentes y en muchos casos inconscientes, para la percepción y análisis de lo que pasa dentro y fuera del grupo y orientan los comportamientos particulares. De Ken Wilber
4 El Trabajo de Procesos es una teoría y una técnica para trabajar los procesos grupales, especialmente los conflictos, desarrollada por Arnold Mindell. Más en información en www.processwork.org
5 Que una mujer acepte como un rasgo cultural llevar la cara tapada no es opresión, ni alienación, pues su aceptación puede ser consciente y meditada. El problema surge cuando otras mujeres, de una manera igualmente consciente, no quieren llevar la cara tapada y en su queja sólo encuentran la fuerza represiva de la mayoría dominante, incluida la incomprensión y castigo por parte de otras mujeres.
6 El concepto de Democracia Profunda ha sido introducido por Arnold Mindell (2002)