Anteriormente
a la II Guerra Mundial la expansión económica provocaba la
necesidad de más materias primas, de más mercados, lo que dio lugar
a la conquista de otros territorios, origen
del
colonialismo. El crecimiento aumentó
la
población,
lo cual generó
una
presión no sólo demográfica, sino de más empleo, incluyendo
la
industria militar, cuya
sobre-dimensión
desembocó en guerras entre países vecinos o hasta
dentro de la
misma nación, para
aumentar los recursos,
de tal manera que el
crecimiento económico desembocaba en guerras,
a lo que se llamó “época de bonanza”.
¿Un
crecimiento económico que necesitaba ejércitos para la guerra?,
Estas guerras destruían y obligaban a volver a construir más
edificios, más industrias y más infraestructuras. En cada ciclo ,
un nuevo inicio, supuso el endeudamiento, lo cual se ha convertido en
algo permanente y ya no es posible más. Tras una guerra el
crecimiento económico salda la deuda, crea riqueza hasta que no da
para más y viene su declive, las crisis cíclicas hasta…
Por
otro lado la guerra con las nuevas tecnologías de tipo nuclear,
biológico o químico no tienen sentido económico, pues la
destrucción afectaría a ambos bandos, no habrá ganador ni vencido
y las nuevas armas matarían a millones de personas, pero dejaría
intacta las infraestructuras (con las armas químicas o biológicas).
Se hacen guerras locales, con armamento tradicional, para apoderarse
de fuentes de energía o de materias primas, pugnando por ellas las
grandes potencias económicas que apoyan a un bando o a otro, sea el
coltán, los pozos de petróleo, las vías de distribución del gas
natural, o grandes depósitos de agua.
Hago
un inciso antes de responder a la pregunta sobre ¿hasta
dónde y hasta cuándo el crecimiento económico desde el punto de
vista de la Teoría
Alternativa?,
que precisamente se plantea como respuesta a esta pregunta. La
llamada “crisis”
y la caída en esta última de la que no es posible salir, si no es
saliendo del modelo que la provoca, es
consustancial al desarrollo económico del último siglo,
pero cuando el ciclo deja
de ser “cíclico”
es a partir de los años 90, cuando se debió de haber implantado la
Renta
Básica, pero sucedieron dos efectos de resonancia que impulsaron
el desarrollo económico dando lugar a dos crecimientos dentro de la
contracción económica. Esto creó el
espejismo
de la
recuperación económica
basado en las inversiones
financieras de los nuevas tecnologías
que impulsaron al resto de sectores artificialmente, de manera que
estaban asentando una crisis definitiva en un modelo que estaba en
vías de finalizar sin recuperación posible. Fue como una
revitalización dentro de la agonía de un sistema al que se acababa
el fuelle.
Tales
olas de resonancia fueron la comercialización
de la telefonía móvil
y los juegos y productos derivados y posteriormente la
comercialización
de los ordenadores e internet,
que resolvieron el problema de los beneficios con capitales
emergentes que funcionaron en la economía bursátil, pero no
tuvo consecuencia real respecto a la pobreza ni a la de creación de
empleo
de una manera rentable y general, sino sólo de manera muy parcial.
Pero
se tiró del dinero público dando visos de realidad a una
recuperación ficticia y a un falso crecimiento.
Se ha
logrado
expandir la economía, pero en lugar de razonar sobre lo que estaba
pasando los economistas se ensoberbecieron en ver los síntomas y
otra vez más de lo mismo, unos países desde potenciar
industrias, como la del automóvil,
otros con la construcción de viviendas o dar lugar a la
concentración
de las distribuidoras de alimentos,
las grandes cadenas de supermercados y los servicios se trasformaron
en una industria más que se hace rentable en la medida en que las
condiciones laborales son más deplorables y esto, junto a la
necesidad urgente de dinero por parte de los estados , siendo pan
para hoy hambre, para mañana. Ante la falta de miras, se produce un
proceso
masivo de privatizaciones
que hemos vivido en la última década, cuya inercia ha llevado a un
proceso en cadena que es necesario enlazar en su conjunto. Han
pretendido
arrastrar a la sanidad y a la educación pública, que se salva por
los pelos gracias a la reacción de la ciudadanía en mareas de
protesta, pero que es un paso que se está dando parcialmente en
estos sectores también. Se ha privatizado
el agua,
los servicios
de basura,
de jardinería,
los trasportes
“públicos”,
que ahora son colectivos nada más, la gestión de diversos
registros, además de las llamadas “externalizaciones”
de muchas tareas de instituciones públicas y de los autonómicos o
ayuntamientos.
El
crecimiento económico o bien tiene unos límites desde el punto de
vista de la teoría económica convencional
o desemboca en una crisis (ciclo) o en una guerra. Más que ¿cuál
es su límite?, porque no es algo natural, la pregunta correcta es
¿qué limite ponemos al crecimiento económico?,
es decir ¿hasta dónde y hasta cuándo?. La respuesta desde la
Teoría Alternativa es: hasta
que sea posible la Renta Básica,
de esta manera se convierte, además, en una necesidad su aplicación.
Este
planteamiento tiene enjundia, pues muestra que no se trata de poner
la Renta Básica por poner, sino que es como consecuencia de un
desarrollo económico que tiene en cuenta el progreso tecnológico,
el cual sustituye mucha mano de obra y permite Sustentar,
desde el punto de vista ecológico y económico. Como dijo Erich
Fromm
en su obra “La sociedad sana”, año 1952, el problema no es de
índole económico, sino de mentalidad. De ahí la necesidad de
razonar, difundir y asimilar esta medida.
No
se puede aplicar de cualquier manera la Renta Básica, ni a medias,
ni en donde no sea necesario, aunque fuera posible, ya que en países
empobrecidos (siendo países con grandes recursos) no es conveniente
aplicar la Renta Básica. Tal es la paradoja, que muchos detractores
desde sus trincheras ideológicas achacan, falazmente, contra la
Renta Básica o quienes sin rigor teórico proclaman que sí, que
café para todos,
cuando hay que ver cuál es el mecanismo de aplicación de esta
medida, que Eric
Fromm
llamó el “salario asegurado”. En estos países hace falta el
trabajo como elemento de desarrollo, porque ¿de qué sirve dar
dinero a una población si carece de hospitales, si tenga o no dinero
no va a poder ser asistido?, si no hay escuelas públicas ni
universidades, ni carreteras. En un desierto de nada serviría llevar
la cartera repleta de billetes. Más necesaria será una cantimplora
con agua. Pero en New York, ¿para qué queremos la cantimplora? Las
carencias estructurales se han de construir con el factor trabajo,
con empleo como factor central y como forma de distribución de la
riqueza, pero una
vez se implante un sistema social generalizado para la sociedad y se
llegue al punto del crecimiento óptimo, es cuando hay que aplicar la
Renta Básica.
No
es éste un tema baladí, pues tenemos experiencia histórica de lo
que que es una aplicación incorrecta o ideologizada de buenas
teorías, como pudo ser el socialismo, o el comunismo como teoría
económica. Estaba planteado para sociedades industriales
desarrolladas, de manera que exigían una planificación de la
producción y a su vez evitar la explotación económica. Sin embargo
se aplicó en sociedades aún agrarias, poco industrializadas y con
una organización en muchas aspectos feudales. Para hacer la travesía
a la sociedad industrial se impuso la dictadura del proletariado
fuera del contexto democrático y desajustada de la economía real,
basada en las necesidades, es decir, de las personas reales. Fue el
caso de la URSS y de China, con todos sus países satélites
posteriores. Se construyó un espejismo y su implantación fue una
monstruosidad con “pies de barro”.
Pero
obligo a las
sociedades industriales capitalistas
que
fueron recalando, ante el miedo a este nuevo régimen económico,
político y militar, con
políticas económicas en las que interviniera el Estado como gestor
del crecimiento basado en la Teoría
General de Keynes
y garantizar derechos sociales como fundamento democrático. Siendo
así que la Renta Básica acaba siendo una Tercera
Vía
entre el modelo liberal y el keynesiano, como síntesis superadora de
ambos antagonismos. Porque el
método dialéctico aplicado a la economía da como resultado,
también, la Renta Básica.
Por
ello la Renta Básica plantea: trabajo y empleos sí, pero el que
haga falta. Crecimiento económico, sí, pero hasta un límite que no
ha de ser sobrepasado, cuya acotación es urgente implantar cuanto
antes.