miércoles, 19 de febrero de 2020

Introducción de la renta básica

Frente a subsidios y ayudas, en lugar de ser un sistema donde hay pagos parciales, la renta básica garantiza un nivel mínimo; en lugar de ser puntuales, los pagos son periódicos; en lugar de basarse en las necesidades, se abonan a todos como una cantidad fija; se abonan en efectivo, y no en forma de complicado apoyo en especie; se conceden a todas las personas, no solo a los hogares necesitados; en lugar de exigir que se cumplan diversas condiciones, son incondicionales; en lugar de excluir a los ricos, son universales; en lugar de basarse en contribuciones a lo largo de toda la vida, se financian principalmente mediante la recaudación de impuestos. Por la facilidad de su diseño la burocracia es mínima y los costos administrativos reducidos.
Nivel mínimo garantizado. La renta “básica”, pretende garantizar un nivel mínimo con el que todo perceptor pueda mantenerse. Aunque las necesidades de las personas están muy individualizadas y dependen en gran medida del contexto, el importe que requerirá cada persona concreta dependerá de factores como el precio de la vivienda y el coste de la vida en cada lugar, el estado de salud de la persona y si existe alguna forma de red de apoyo. La renta básica se concibe como un importe uniforme, que no refleja esas diferencias. No obstante, existen distintas versiones del concepto en las que se contempla ajustar el importe a lo largo del tiempo, concediendo menos dinero a los niños y más a las personas de edad, o realizando ajustes en función de la geografía. La base sobre la que se calculará el nivel mínimo y el importe que haya de pagarse variarán notablemente de un país a otro. Por ejemplo, en un referendum nacional sobre la renta básica en Suiza se propuso un pago de 2.500 francos suizos al mes para cada adulto, mientras que en una iniciativa planteada en Sudáfrica se contempla conceder 15 dólares de los Estados Unidos por persona y mes, ajustados según la inflación.
Pagos periódicos. En un sistema de renta básica, los pagos se abonarían a sus receptores de forma periódica, por ejemplo mensualmente que garantizan un nivel mínimo constante. La previsibilidad y la continuidad garantizan el cumplimiento de los objetivos relativos a la redistribución y a la reducción de la pobreza.
Pagos en efectivo. La renta básica está concebida como una subvención en efectivo, no como un apoyo en especie, como son los alimentos, los vales o la vivienda. Ello significa que las personas deben disponer de un medio para recibir los ingresos, como una cuenta bancaria, un teléfono móvil capaz de gestionar pagos electrónicos. Esto podría ser problemático en situaciones en las que ni la infraestructura bancaria ni la cobertura de telefonía móvil son fiables, y también plantearía dificultades a grupos como las personas sin hogar, las personas que huyen de la violencia doméstica y las personas con discapacidad psicosocial o simplemente a las personas que no quieren trabajar con banco privados. Se solucionaría con una oficina “pagadora” pública.
Pagos personales. Mientras que muchos aspectos de los sistemas existentes de protección social se dirigen a la familia (igual personas adultas que niñas y niños), la renta básica se abonaría directamente a cada persona. No obstante, algunas propuestas prevén una reducción de los pagos teniendo en cuenta la situación general de la familia o del hogar.
Pagos incondicionales. La ausencia de condicionalidad es un aspecto clave para la mayoría de los defensores de la renta básica. Eso significa que para percibir la renta no es preciso cumplir condición alguna, como hacer que los infantes asistan a la escuela o demostrar que se está buscando un empleo. Así, las personas no se verán empujadas a aceptar empleos desagradables o poco atractivos que no habría problemas que fuesen desempeñados por máquinas o por personas que les atraiga un salario más elevado.
Pagos universales. Una renta básica completa se considera un derecho universal, que se abona automáticamente a todas las personas de la sociedad, independientemente de sus ingresos, patrimonio, edad y género. No requiere una comprobación de los medios de vida y no se limita a una categoría concreta de beneficiarias. Para muchos la idea resulta perturbadora, se preguntan por qué los privilegiados deben recibir lo mismo que los desfavorecidos. Se suele responder que toda forma de comprobación de los medios de vida para determinar quién tiene derecho a una prestación exige una infraestructura burocrática voluminosa e ineficaz para evaluar las solicitudes, impone a las personas desfavorecidas la obligación de demostrar su estado de necesidad financiera, estigmatiza al grupo destinatario y socava la libertad para no trabajar, en contraposición a los servicios sociales con verificación de recursos, que se reducen a medida que las personas trabajan más y ganan más dinero. Una opción para conservar la universalidad y al mismo tiempo responder a esta crítica relativa a la injusticia sería un sistema de tributación progresiva que a efectos prácticos recuperaría gran parte de la renta básica abonada a las personas de ingresos elevados. Algunos refutan la viabilidad de ese enfoque en un mundo en el que los métodos de elusión1 y evasión fiscal imperan entre las élites. Los ricos pagarían impuestos directos progresivos y todos pagarían impuestos indirectos.
Aclarar que la dimensión de la universalidad se aplicaría únicamente a los ciudadanos o a las personas que hayan residido legalmente en el país durante un período de tiempo mínimo, aunque algunos planes solo exigen la residencia fiscal. Esos límites plantean importantes interrogantes en lo que respecta a los trabajadores migratorios, los trabajadores indocumentados y los solicitantes de asilo. En todos los casos residencias comprobadas.
1 Acción de eludir. "la elusión de responsabilidades; la elusión de un conflicto"